Mientras una cabalgaba la cara de su pareja, la otra se divertía chupando con ganas, dejando claro que el placer fluía sin límites en ese momento. El sudor corría por los cuerpos de los gatos, quienes cedieron a la pasión sin reservas, demostrando que así lo estaban. decididos a hacer cualquier cosa para alcanzar el colmo del placer. Las intensas y atrevidas caricias entre ellos demostraron que el sexo entre mujeres podía ser tan ardiente y excitante como cualquier otra relación